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¿Por qué consultar con el Psicólogo?

Hoy en día, cuando nos sentimos mal físicamente acudimos al médico para que valore nuestra situación y nos de un diagnóstico, y en caso necesario, llevar a cabo las revisiones oportunas de nuestro proceso para cuidar de nuestra salud física. Esto es algo que tenemos asumido y lo vemos como una costumbre saludable. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto hacer esto mismo con nuestra salud mental?

La salud mental es la base de nuestra salud física y va a condicionar nuestro modo de vivir. Cuando vamos al psicólogo estamos cuidando nuestra vida, aprendiendo a manejar nuestros problemas, a relacionarmos con la gente que nos rodea y  a darnos cuenta de la importancia de sentirnos bien con nosotros mismos para vivir mejor.

 

A pesar de todo ello, decidirse a acudir al psicólogo, por desgracia en nuestra sociedad, no es una decisión sencilla. Lo cierto es que siguen existiendo gran cantidad de prejuicios negativos acerca de las personas que acuden a consultas de psicología. Es por ello, que muchas personas sienten miedo o vergüenza a la hora de acudir al psicólogo.

Los prejuicios más comunes que podemos encontrar en nuestro medio acerca de acudir a consulta de psicología son los siguientes:

 

  • No creo en la psicología 

    • Este es uno de los prejuicios más frecuentes. Mucha gente lo primero que dicen al acudir a consulta es que ellos no creen en la terapia (por vergüenza, ideas preconcebidas…) aunque finalmente aceptan que los problemas que sufren los superan y que sienten que no tienen recursos (o no saben utilizarlos) para poder afrontarlos.

      La psicología es una ciencia y no una religión, por tanto no es una cuestión de fe. Mediante su trabajo, el psicólogo no intenta defender una postura determinada, sino ayudar a la persona a desarrollar y aumentar habilidades para afrontar problemas en un momento determinado de su vida, o mejorar y promocionar su salud mental para alcanzar nuevos objetivos.

       

  • Quien va al psicólogo siempre sufre una enfermedad mental

    • Los psicólogos pueden ayudar a las personas en una variedad muy amplia de problemas. Hay personas que tienen algún trastorno que necesita una terapia más larga como son los trastornos de personalidad, las adicciones o la depresión; y otras que simplemente acuden por un problema que se les presenta en ese momento puntual como puede ser la ruptura de una pareja, la adaptación a un nuevo trabajo o por estrés. Por lo tanto, el trabajo de un psicólogo no sólo se centra en el tratamiento de la enfermedad mental, sino en darnos los instrumentos necesarios para saber afrontar aquello que nos ha sucedido o nos está sucediendo, y en ese momento sentimos que no sabemos resolver.

       

  • ¿Cómo me va a ayudar el psicólogo si no le ha pasado lo mismo que a mí?

    • Una persona acude al psicólogo cuando tiene un problema o preocupación que solucionar, de la misma forma que acudimos al médico cuando nos duele algo.

      Sin embargo, cuando acudimos al médico porque tenemos la tensión alta o nos duele la espalda por ejemplo, no vemos necesario que al médico le tenga que ocurrir lo mismo para que pueda solucionar nuestro problema y ni siquiera nos planteamos si debemos ir o no. Esto es porque sabemos que el médico tiene los conocimientos suficientes para poder valorar nuestro problema y además cuenta con los medios necesarios para ponerlos a nuestra disposición.

      Lo mismo ocurre en nuestro caso. Un psicólogo es un profesional cualificado que ha recibido una formación universitaria formal para poder obtener el título de Licenciado en Psicología. Por lo tanto, el psicólogo es el profesional más adecuado para orientar, evaluar, diagnosticar (junto al psiquiatra) y tratar los diferentes problemas que una persona puede presentar en su salud mental.

       

  • Ir al psicólogo es igual que ir al psiquiatra

    • El psicólogo y el psiquiatra son dos profesionales que trabajan dentro de una misma rama, la de la salud mental. Sin embargo, existen algunas diferencias entre ellos, tanto en la formación como a la hora de abordar los problemas por los que se consultan.

      El psicólogo es un profesional que estudia la Licenciatura de Psicología y su objetivo principal es dar solución al motivo de consulta mediante la terapia psicológica que, según la orientación de cada psicólogo, va encaminada a analizar el origen del problema, las causas que lo mantienen y dotar de recursos a la persona que consulta. El psicólogo no es médico y por tanto, no puede recetar.

      El psiquiatra es un profesional que estudia la Licenciatura de Medicina, para posteriormente especializarse en Psiquiatría. A veces el psiquiatra puede trabajar en la misma dirección que el psicólogo pero normalmente su actuación va más encaminada hacia el área médica y farmacológica.

      Hay personas que sólo necesitan una orientación psicológica y por tanto, sólo necesitan un psicólogo. Sin embargo, cuando hablamos de un trastorno o patología emocional, será necesaria la intervención de ambos profesionales de forma conjunta.

       

Cuando de verdad nos decidimos a acudir al psicólgo, lo hacemos generalmente durante una situación de crisis vital intensa, cuando sentimos que estamos "al borde del abismo" y que si no tomamos cartas en el asunto, nuestra vida se arruinará por completo.

 

 

 

Pero lo ideal, es no esperar a estar en una situación tan desesperada para consultar. Entonces, ¿cómo podemos saber que ha llegado el momento de consultar con el psicólogo?. Aquí te dejamos las señales más importantes que indican que deberías consultar:

  • Te encuentras en una situación vital difícil que te cuesta asimilar y superar.

  • Empiezas a presentar síntomas físicos derivados de tu mala situación psicológica.

  • Experimentas emociones muy exageradas o descontroladas.

  • Sufres de problemas cada vez mayores para relacionarte de forma cordial con otras personas, dando lugar a desencuentros y discusiones frecuentes, con cierto fondo de agresividad.

  • Te sientes arrastrado por tus emociones y tu vida está condicionada por ellas en todo momento

  • Desarrollas pensamientos muy negativos acerca de tu vida, tu pasado o tu futuro, que te dificultan el desarrollo de tu vida diaria.

  • Sientes desesperanza y piensas que la solución a tus problemas es que la vida se acabe.

  • Lo has intentado muchas veces, pero has sido incapaz de solucionar tu problema por tus propios medios.

  • Has recurrido a fármacos y drogas legales o ilegales, para intentar sentirte mejor.

  • Este sufrimiento lleva contigo el suficiente tiempo como para condiderar que no es un hecho pasajero.

  • Tienes deseos de superación personal y de aprender a vivir mejor, para que estas situaciones no te condicionen tu vida.

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